1
Baja como bajan las olas
que mojan nuestros pies
a la orilla del mar.
Llega hasta mi alma
y quédate con ella.
2
Eres el poema
que danza mi llegada,
la canción que canta el mar,
la lluvia que se emociona
al ver crecer a las flores.
Eres tú mi pequeño dragón
el que procrea luz
al corazón del sol.
3
sólo quiero que estés aquí
seduciendo sin límites
cada extremo
de mis más oscuras poblaciones,
que silencies la ciudad
y que abraces sin cansarte
todo mi universo.
4
Mamá conviérteme en la niña
de ojos conmovedores
difíciles de alcanzar,
regálame un bosque
donde toda la vida
retoñe en complicidad
con la libertad,
procrea para mí
los más hermosos amaneceres
y cédeme otra vez
un espacio en tu vientre.
15
Pedacito a pedacito
me he formado.
Eso es lo que soy
un rompecabezas.
16
Grito tan fuerte como puedo.
Más allá de lo necesario y permitido
no importando si luego llego a herirme.
Sólo quiero gritar
gritar muy cerca, en el oído de mamá y papá.
Gritarle al mar porque nunca llegué a nadar.
Gritarle al cielo porque hasta ahora no nos revela su verdad
y siempre está envuelto en aquella espuma celeste,
entre telas blancas y azules.
Gritarle al tiempo por haberme acercado a la edad de los dieciocho años.
Gritarle a mis dos únicas muñecas
pues ahora no significan nada.
Gritar, gritar y gritar
para no saber de la muerte,
para no contarle los años a la vida
para estar siempre cerca de la soledad.
Porque no todos gritan,
porque no todos quieren gritar
tan fuerte como yo deseo hacerlo
en este instante.
18
Deseo caminar por la ciudad
con los pies descalzos
escribiendo poemas
y en cada paso mío
ir desprendiéndome una a una
de todas mis prendas.
Que sólo sea
la propia naturaleza
de mi piel la que me cubra.
Caminar riendo, despreocupada
del tiempo y de toda mi vida
hasta llegar a un jardín cualquiera
donde pueda estirarme cómodamente
y contemplar el quieto cuerpo de una flor.
19
No puedo dejar
de mirar mi cuerpo
que tirita recostado
sobre un papel en blanco.
©Matilde Granados
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Qbi -
soy de cusco
Dido -