que mojan nuestros pies a la orilla del mar. Llega hasta mi alma y quédate con ella. que danza mi llegada, la canción que canta el mar, la lluvia que se emociona al ver crecer a las flores. Eres tú mi pequeño dragón el que procrea luz al corazón del sol. seduciendo sin límites cada extremo de mis más oscuras poblaciones, que silencies la ciudad y que abraces sin cansarte todo mi universo. de ojos conmovedores difíciles de alcanzar, regálame un bosque donde toda la vida retoñe en complicidad con la libertad, procrea para mí los más hermosos amaneceres y cédeme otra vez un espacio en tu vientre. Pedacito a pedacito me he formado. Eso es lo que soy un rompecabezas. 16 Grito tan fuerte como puedo. Más allá de lo necesario y permitido no importando si luego llego a herirme. Sólo quiero gritar gritar muy cerca, en el oído de mamá y papá. Gritarle al mar porque nunca llegué a nadar. Gritarle al cielo porque hasta ahora no nos revela su verdad y siempre está envuelto en aquella espuma celeste, entre telas blancas y azules. Gritarle al tiempo por haberme acercado a la edad de los dieciocho años. Gritarle a mis dos únicas muñecas pues ahora no significan nada. Gritar, gritar y gritar para no saber de la muerte, para no contarle los años a la vida para estar siempre cerca de la soledad. Porque no todos gritan, porque no todos quieren gritar tan fuerte como yo deseo hacerlo en este instante. 18 Deseo caminar por la ciudad con los pies descalzos escribiendo poemas y en cada paso mío ir desprendiéndome una a una de todas mis prendas. Que sólo sea la propia naturaleza de mi piel la que me cubra. Caminar riendo, despreocupada del tiempo y de toda mi vida hasta llegar a un jardín cualquiera donde pueda estirarme cómodamente y contemplar el quieto cuerpo de una flor. 19 No puedo dejar de mirar mi cuerpo que tirita recostado sobre un papel en blanco. ©Matilde Granados
1
Baja como bajan las olas
2
Eres el poema
3
sólo quiero que estés aquí
4
Mamá conviérteme en la niña
15